Búsqueda del alma gemela: olvida el pasado y abre la puerta a otra oportunidad

Estabilidad, calma, comprensión, afinidad, igualdad de pensamiento y amor son aspectos que buscamos en nuestro compañero de viaje en la vida.

Hallar a nuestra alma gemela significa toparnos con nuestro propio yo, una prolongación de nosotros mismos.

Si nuestra media naranja se muestra receptiva, resulta maravilloso, pues no existe dificultad que no podamos superar. Lo dejamos todo por un proyecto común cuando esa persona se encuentra en nuestro destino y sabemos que está hecha para nosotros.

¿Pero quién no ha sufrido en la búsqueda de esa pareja elegida para ser feliz?

Durante ese proceso, cometemos numerosos errores. Desilusiones, dependencia, sumisión, perturbación, obsesión, control, dominio, frustración, inmadurez…  Todos estos sentimientos negativos que distorsionan la felicidad e irrumpen cuando padecemos un desengaño amoroso del que creemos que es nuestro acompañante ideal hacen que cerremos la puerta a nuevas oportunidades, llegando incluso a anular nuestra personalidad y a basar nuestra satisfacción en la alegría ajena, pasando por alto nuestra propia complacencia.

Toma conciencia, no te quedes anclado en las vivencias anteriores. Quiérete y valórate. El pasado, pasado está.

Si seguimos aferrados a lo que un día fue, nunca conoceremos lo que podría llegar a ser. A veces necesitamos alejarnos de esa persona innecesaria y dañina para nosotros y así curarnos de esa relación que no nos permite avanzar. Por supuesto, la decisión es tuya, pero recuerda que cuando retomamos una relación de estas características, no suele funcionar; todo indica que esos bonitos e inocentes inicios con la que un día creíste que era tu media naranja no se repetirán y tu autoestima se verá cada vez más mermada y lejos de lo que anteriormente fue. No te desmoralices. Piensa que esta vivencia es una etapa más en tu vida de la que curtirte y aprender.

En ocasiones, rechazamos esa oportunidad definitiva que se nos presenta por miedo o falta de valentía, si es que ya estamos unidos a otra persona con la que hemos formado una familia. Otras veces, estamos abiertos, pero no damos el paso porque no sabemos cómo hacerlo. No desesperes y trabaja para ello. La búsqueda continúa.