Beneficios físicos y espirituales del Reiki

Una herramienta universal, sencilla y eficaz para el beneficio físico y espiritual es el reiki.

Para definir esta técnica podemos establecer un símil, comparándola con un paraguas. De hecho, se defiende contra el sol y la lluvia; lucha contra toda dificultad, liberando nuestro miedo a sentir, a percibir y a ver, esas tres acciones que nos ayudan a alcanzar el crecimiento personal, superando viejos hábitos e irradiando mayor potencial enérgico.

La imposición de manos propicia la multiplicación del caudal de energía que canalizamos.

Eso sí, el primer paso es desarrollar nuestra intuición para elegir al profesional adecuado que nos asista, aquel capaz de elevar el nivel vibracional del paciente para expulsar de forma adecuada lo negativo. Recordarás que hubo un tiempo en el que proliferaban los maestros de reiki, personas que emanaban de todos lados, aunque no todos eficaces. No sirve de nada una terapia en la que no existe conexión con nuestro profesor; la química ha de surgir en el primer momento para tener la posibilidad de liberar esas cargas que nos provocan situaciones de ansiedad o malestar. De lo contrario, en lugar de conseguir resultados óptimos  se desvirtuará la realidad.

En definitiva, el reiki (como el reiki usui, del cual soy maestra) funciona… bien hecho, sin olvidar otros beneficios anexos que aporta gracias a que en los cursos de Reiki  que imparto interaccionas con otros alumnos y se produce un beneficio mutuo entre tú y las demás personas. Y es que, asistir a estas técnicas nos permite socializarnos y adquirir un bienestar que genera esa vitalidad tan necesaria en nuestra rutina diaria. Además, como hablamos de una terapia no invasiva ni agresiva está destinada a todo tipo de personas. Cualquiera que sea tu edad o condición particular, podrás alcanzar la paz, la armonía y la felicidad gracias a esta técnica milenaria.