Almas Gemelas
El Discípulo subió con paso lento, peldaño a peldaño aquella interminable escalera esculpida en piedra grabada. La altura del monte sagrado rasgaba las nubes y a medida que subía, el bosque cambiaba su color, su aspecto, sus árboles, sus flores. Las piedras cada vez eran más grandes y los peldaños más altos.
El Discípulo se detenía de vez en cuando para tomar aire y después continuaba su voluntarioso paso. A pesar del esfuerzo, en su cara se dibujaba una sonrisa.
Más tarde en la cumbre, entre las nubes, entre la de nieve y el hielo, se lograba ver un monasterio, semiescondido, como si no quisiera ser encontrado. Temblando de frío se acercó y con el dintel golpeó la puerta. Nadie contestó.
-¡Maestro!- gritó
Al no obtener respuesta, empujó las dos enormes puertas, que se abrieron con facilidad. Un golpe de calor golpeo su rostro. Se apresuró a cerrar las puertas.
El monasterio era austero y al fondo bajo un enorme Buda de madera vio al Maestro que había venido a buscar, meditando. Se acercó a él.
-Maestro, mi nombre es Lee y he viajado por propia voluntad porque se dé su sabiduría y tengo algunas dudas que no logro entender y que impiden que avance.
-Todas las respuestas están en tu interior. Escucha.- le contestó el Maestro.
-No logro oír nada.
El Maestro salió del trance en el que parecía encontrarse y miró al ahora su discípulo.
-Ven, siéntate y medita conmigo.
Lee se sentó junto a él.
-¿Qué quieres saber?
-Busco mi unidad, mi ser completo, mi otra mitad. ¿Cuándo lo lograré?
-Puede que nunca. El Karma tiene que ver a veces. Eres un ser incompleto. Nuestra energía es muy potente. Tanta energía no puede sobrevivir en un sólo cuerpo físico. Nos encarnamos, somos energía, que se divide, generalmente en dos, tu otra mitad, tu otro yo, tu alma gemela. Aunque pueden ser más. Ésta vaga, quizás cerca de ti, quizás lejos. Y no precisamente tiene que venir en forma de amor de pareja. Puede ser tu padre, madre, amigo, o amiga. O puede que incluso en estos momentos esté viviendo en otra época. Tu misión es buscar, procurar encontrar esa mitad. Mira a tu alrededor. Estas rodeado de compañeros espirituales que te acompañan vida tras vida desde hace mucho tiempo, es tu familia kármica. Crece con ellos. Cuando la encuentres no violes las leyes kármicas, se respetuoso, fiel y no la mientas, cualquier mal que puedes hacerle tarde o temprano se volverá en tu contra. No la busques con afán, ya que hay almas cuyo karma no está trabajado, no está lo suficientemente purificado y realmente no son compatibles, entonces surgen problemas y desilusiones, ten en cuenta que cuando estableces relaciones con una pareja asimilas karma de esa pareja o arrastras el karma de tu pareja al tuyo.
Es cierto que aún existen algunos que creen que el alma es una entelequia, al igual que el alma gemela. En realidad son personas tristes porque no han tenido la oportunidad de vivir esa magia. La relación sentimental entre dos almas.
-Pero ¿Encontraré esa media mitad en esta vida?
-Demasiadas preguntas, vive el presente. Busca tu espejo, tu otro yo. En la vida podemos tener más de un alma gemela, podríamos tener decenas de almas gemelas repartidas por el mundo. En el astral no existe ni el tiempo y al encarnarnos nos podemos llegar a dividir en multitud de cuerpos físicos, en distintos lugares.
Desde el principio la energía era tan poderosa que tuvo que dividirse, Adán y Eva, Caín y Abel, el Yin y el Yang… por ejemplo la constelación de piscis es doble, son dos peces, Jung se dio cuenta que si el primer pez era Cristo, el segundo era su espejo, en este caso el denominado Anticristo. El bien y el mal. Todo es dual. ¿Encontrarás tu otra mitad en esta vida? -Puede que sí puede que no.
Lo importante es el amor, el cristal con en el que mires el mundo.
Todos caminamos por la misma senda, ojalá pudiéramos encontrar en todas nuestras vidas a nuestra media mitad, pero los derroteros, las vicisitudes de nuestros caminos a veces no nos lo permiten. Tu alma gemela puede ser tu polo opuesto y estos se repelen, pero cuando se consigue el acoplamiento el amor es maravilloso.
Arturo Graf, poeta italiano, decía que el que posee un amigo verdadero, puede decir que posee dos almas y Aristóteles afirmaba que la amistad es un alma que habita en dos cuerpos, un corazón que habita en dos almas. José Agustín, escritor Mexicano dijo que las almas gemelas, de alguna manera, están más solas que las demás, compartiendo el mismo agujero del abismo. Y los budistas creen que al conocer a alguien, si tu corazón late con fuerza, tus manos tiemblan y tus rodillas fallan, esa no es la persona adecuada. Cuando tú conoces a tu alma gemela sientes calma, no hay ansiedad, no hay agitación. El alma gemela nos muestra aspectos elevados de nuestra propia alma.
El Discípulo escuchaba con atención todo cuanto el Maestro le decía. Preguntó:
– ¿Cómo la reconoceré? ¿Cómo sabré qué es mi alma gemela si ésta aparece?
-Cuando encuentres a tu alma gemela tus ojos inconscientemente se dirigirán hacia ella y tu corazón dará algún que otro brinco. Podrás sentir desde manía, miedo, hasta odio. Rechazo. Incluso el canto de un ruiseñor. Pero habrá algo que habrá tocado tu espíritu. El Karma y el alma gemela hace que una complemente a la otra, en un amor infinito, que dependiendo del grado de evolución de cada uno de ellos no está exento de rupturas. El alma gemela es la llama gemela y arde con pasión. -¿Cómo?-Me has preguntado.
Mírala a los ojos y verás su alma. La reconocerás. Tendrás un “deja vu”. El alma gemela no es únicamente algo sentimental, es magia. Es la unión de dos corazones. Las relaciones íntimas son indescriptibles, no sólo es placer, es la fusión de dos almas.
¿Y cómo se sabe qué la persona con la que estés realmente es tu alma gemela? Se sabe. Lo sientes dentro, te duele el interior, por alejada que esté, si le ocurre algo, sientes un pellizquito y no sabes por qué te viene a la cabeza. Cuando no la tienes te falta un trocito, no importa que hayas discutido.
El alma gemela en lo terrenal es el equivalente al amor ideal en el plano espiritual. Lo malo es cuando tú sabes que la has encontrado, pero esa persona no se da cuenta.
El Discípulo suspiró.
El maestro continuó con su enseñanza.
-Encontrar el alma gemela en el plano terrenal es una cuestión de aprendizaje, tanto en esta vida como en las anteriores. No es fácil. Hay un reconocimiento, un despertar y el encuentro del amor universal. Todos tenemos Yin y Yang en nuestro interior, el andrógino primigenio, las dos energías, una más desarrollada que otra, ese encuentro con el alma gemela algunos lo llaman: vínculo cósmico. Brian Weis, psiquiatra especialista en vidas pasadas nos dice que las almas se embarcan en un viaje épico en la búsqueda de su alma gemela y ésta se reconoce ya sea en el cielo o en la tierra. Los cuerpos cambian, pero el alma es la misma. Incluso nacen bebes cuyas marcas de nacimiento hace que reconozcamos a nuestros familiares fallecidos, padres y abuelos por ejemplo. Una gran familia kármica. Científicamente ya existen evidencias más que probadas que la reencarnación y por consiguiente el karma existe. De la Memoria Extra Cerebral en niños de por ejemplo 2,3 años, que recuerdan perfectamente sus vidas pasadas, contrastadas, los numerosos estudios de hipnosis regresiva, las decenas de miles de casos de (ECM) experiencias en el umbral de la muerte, que se remontan a Platón, y que todos explican lo mismo, pertenezcan a un estatus u otro. La rueda del Samsara. Jung ya afirmaba que la muerte no existe, la vida prosigue después.
Como ya te he contado no hay una sola alma gemela para cada uno, sí una en especial. Quizás a lo largo de nuestra vida nos unamos a una con la que estamos menos ligados pero que nos haga evolucionar más. También es posible que nuestra alma gemela esté en el otro lado y sea aquel ser de luz que nos acompaña, nuestro Ángel de la guarda.
Las interferencias de la vida pueden impedirnos ver con claridad nuestra alma gemela, como un televisor mal sintonizado. Los encuentros los marca el destino, hay que escuchar al corazón. Un buen corazón casi siempre es recompensado con un alma llena de amor.
Desde que nacemos nuestro máximo propósito es conseguir el amor, el amor como aprobación, del entorno de lo que tenemos más cercano y la mayoría de las personas no están preparadas para amar. Porque amor es sacrificio. Cuando uno ama de verdad se sacrifica, sería capaz de dejar de comer, de dejarlo todo. El amor es a la vez lo más bonito, pero también lo más doloroso que nos puede pasar.
A veces hay que hacer caso a lo que nos dicta el corazón, otras es mejor obviarlo. Es complicado.
Hay que ojear alrededor nuestro constantemente, las sincronicidades se repetirán y te dirán si esa es la persona que has estado buscando, la adecuada. Su nombre aparecerá en todas partes, te la encontrarás en los lugares más insospechados, quizás hasta tenga el mismo nombre de la primera persona de la que te enamoraste, o creíste hacerlo, con 5 años.
Puede que haya un distanciamiento, obstáculos, un reencuentro, diferencias de edad, compromisos, caminos distintos. La vida nos pone siempre a prueba.
Es curioso que poder mirar a los ojos de la otra persona o incluso no poder hacerlo puede ser indicativo de que nos encontramos ante esa alma gemela que tanto hemos buscado.
El Discípulo se levantó. El Maestro pronunció sus últimas palabras:
-Si la encuentras, recuerda que cada cual tiene su camino espiritual, su senda que a veces coincide con la tuya, su crecimiento; no se lo impidas. Una vida tras otra y con distintos ropajes siempre os seguiréis encontrando.
El Discípulo bajo por la montaña. A medio camino, se sentó junto a un rio, a descansar. Una flor, quebrada por el viento se debatía entre lo poco que le sujetaba al tallo y luchaba para que la fuerza del agua no se la llevara.
Lee se arrancó un pequeño rozo de ropa, puso la flor recta y ató con un nudo la fractura del tallo para que la herida de la flor cicatrizara.
-¡Gracias!
Al otro lado del rio una chica de algún pueblo cercano le había estado observando.
El Discípulo pudo ver sus ojos.
-¿Nos conocemos?
Un golpe de viento hizo que un grupo de mariposas alzara el vuelo.